lunes, 6 de junio de 2011

En la Habitación del Periódico Hoy tras pasar por la puerta de Telecentro

Luego de varios días, y esta vez con menos esperanzas, toco otra gran
puerta, a pesar de que todos me dicen “toca otra más pequeña”, yo, terca como
siempre, decido hacer las cosas a lo grande y toqué esa gran puerta (Telecentro) la cual no
estaba abierta para mí pero tampoco le vi pestillo de seguridad y mucho menos cadenas que impidan para siempre mi entrada, por eso espero paciente a un lado.
Mientras espero, hoy voy rumbo a tocar otra puerta, como me gustan ¡grandes!, pero inseguras, aun así, y esta vez con más emoción que la primera, camino con pasos firmes.
Mientras escribo la ilusión que siento, un transeúnte me mira extrañado y su mirada
llenó de inseguridad mi paso por aquella avenida con este teléfono en mis manos
que es un Alcatel pero parece marca Black Berry que podría ser, de mis manos
arrebatado, lo guardo y con él la inspiración de aquella calurosa mañana.
Un tránsito insoportable y un en taponamiento horrible me recuerdan mi cita a
las 8 de la mañana mientras observo que el reloj marca las 8:45. Mi tardanza me
preocupa, pero no puedo hacer nada para mover los más de 100 vehículos que
están delante de desbaratado carro de transporte público en el que tengo más de una hora sentada.
Al fin llego, una hora después de lo planeado y algo preocupada. Espero sentada
la llamada del encargado de poner mis sueños un poco más cerca de mis manos. 
Una hora ha pasado y aun sigo a la espera del llamado, mi paciencia empieza a
desaparecer pero mis ilusiones la alientan a esperar en tranquilidad.
"¡Venga conmigo!", me dije aquel señor alto y de apariencia elegante. Rápidamente
lo sigo, hasta llegar a aquella sala de redacción fría, muy aburrida, más tranquila que una foto colgada en la pared, allí espero mientras ruego al cielo por una oportunidad.
Luego de dos horas de espera la jefa de redacción algo joven y simpática, pero
recta y firme me dice: "te haré una prueba". 
Rápidamente me entrega una aburrida y complicada nota de prensa la cual debía
convertir en noticia. Escribo y escribo. "Todo está bien" me dice otra señora, de nombre Leonora, al leer lo que he escrito, seguido por las palabras "bienvenida al periódico Hoy.

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