lunes, 20 de junio de 2011

Uasdianos conjugando al mismo tiempo el verbo pagar…

El verbo pagar, (a visión muy personal), ha sido, desde hace unos días,  el más conjugado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Primada de América. “Tengo que pagar” “¿Cuánto tú tienes que pagar?”  “hay que pagar”  “tenemos que pagar”  “Pedrito pagó tantos”, “María no tiene para pagar tanto”.

Estas son las expresiones más comunes en la universidad más vieja del Nuevo Mundo tras  la divulgación de una comunicación emitida por el rector, Mateo Aquino Febrillet, donde se anuncia que el estudiantado debe pagar sumas que oscilan entre los 200 y  6 mil pesos para poder desarrollar el curso de verano del 2011.

Las causas:

 El reglamento del Curso Intersemestral de la UASD establece que éste es autofinanciable y que por resolución número 133, de fecha 6 de noviembre del 2002, del Consejo Universitario se aprobó que cada sección aportará “mediante el pago de los estudiantes el costo necesario para su realización”.

Regularmente los estudiantes pagan 40 pesos por cada crédito inscrito en el verano, esto, según las autoridades, sólo representa un 15% del costo total de dicho curso.

El 85% restante es subsidiado en parte, por la universidad y otra parte por el Gobierno, sin embargo, según informaciones de Aquino Febrillet, el Gobierno esta vez no se encuentra en la capacidad económica para desembolsar los 30 millones de pesos necesarios para que el curso de verano trascurra con normalidad.

Lo extraño

Extrañamente el mismo gobierno que hoy se declara incapaz de subsidiar 30 millones de pesos a la universidad estatal para el desarrollo del curso de verano, fue el mismo que se gastó casi 900 millones de pesos en un parqueo que muchos han cuestionado.

Lo extraño, es como en República Dominicana a pesar de tantas crisis económicas no se ha aprendido a dar prioridad a lo que realmente  lo tiene.

Lo extraño es que el gobierno no declare insuficiencia de fondos al distribuir combustibles para el uso de los vehículos asignados a funcionarios, al menos para los fines de semana, cuando obviamente no están en 
funciones.

Lo extraño es que siempre hubo dinero para que el Presidente de la Nación viajara unas 25 veces, a cerrar “buenos negocios” para el país y sólo cuatro se  hayan concretizado. Esto según lo revelado por el Informe con Alicia Ortega.

Pero más extraño aun es ver a la UASD que quema neumáticos, que tira piedra, que rompe botellas, y hace gran desorden en cuatro de las puertas de acceso a la universidad, tan pacifica ante un situación que podría definirse como una de las peores por las que ha atravesado la universidad.

Cabe destacar que NUNCA  he sido partidaria de esos enfrentamientos, no creo que sea la solución a ninguno de los problemas, sólo que de verdad me sorprende enterarme o más bien confirmar que las huelgas en la UASD sólo responden a intereses muy particulares de grupos específicos de la sociedad, no necesariamente a los deseos del estudiantado.  

La espera

Los días van pasando y se acerca el 25 de junio, fecha que tienen como límite los estudiantes de la UASD para pagar las cifras correspondientes, de lo contrario quedarán cerradas las secciones donde  no se complete el pago del excedente que en muchos casos equivale a 6 mil pesos por estudiante.

Por su lado, el rector, según él informa, se encuentra negociando con el Gobierno para que éste pueda desembolsar los 30 millones de pesos necesarios para que el curso de verano se imparta con normalidad.     

Sin lugar a dudas el país está marchando hacia atrás. Definitivamente no estamos luchando por conseguir los ideales de Juan Pablo Duarte que tanto insistían en enseñarme mis maestros de primaria, definitivamente tenemos que revisarnos TODOS y preguntarnos si estamos caminando hacia la sociedad que realmente queremos conseguir.


miércoles, 15 de junio de 2011

A mis Amigos...

A lo largo de los años, los seres humanos caminamos por la vida acumulando logros, triunfos, éxitos, fracasos, desilusiones, engaños, pérdidas, alegrías, tristezas, enseñanzas, lágrimas, felicidad y un sinnúmero de experiencias que nos hacen crecer y convertimos en hombres y mujeres fuertes ante la vida.

Ese camino lo recorremos al lado de un grupo de personas, (a veces muy grande, a veces muy pequeño)  en el que Dios nos pone. A ese grupo de personas le llamamos familia y son aquellos seres que están ahí, educándonos, dirigiéndonos por el mejor de los caminos, sustentando nuestros gastos, amándonos, intentando darnos lo mejor del mundo.  Ellos están ahí en el momento en que nacemos, o llegan cuando crecen las generaciones.

Sin embargo hay otro grupo de personas que Dios la pone en nuestros caminos pero somos nosotros quienes decidimos si queremos o no incluirlo en nuestro vidas.

Son esos los que están presentes en los mejores y peores momentos que tiene la vida, los que en algún momento son hombros donde puedes desahogarte, son esos que celebran tus triunfos aun cuando tú tienes dudas de que sea algo importante.

Esas personas que se convierten en cómplice de tus más arriesgadas aventuras, los que aplauden tus buenos actos pero siempre tienen un regaño preparado para cuando hagas algo mal.

Esos, con los que compartes risas, pero que les toca también llorar contigo, los que se enojan pero se mueren de ganas de que les vuelvas a hablar, los que se convierten en padres y empiezan a dar  consejos incluso de temas que aun no manejan.

Aquellas personas que tienen bien ganado el título de AMIGOS dentro de tu corazón, los que sin importar el tiempo y mucho menos la distancia continúa compartiendo contigo aquellas cosas que los hace tristes y felices a los dos.

A mis 22 años tengo la dicha de haber ido acumulando amigos en mi corazón, amigos que desde mi infancia han estado ahí en cada paso, en cada decisión, en cada reto, otros que el destino puso en mi camino convirtiéndose en el grupo grande de hermanos que siempre quise tener.

Esos que han aguantado mis berrinches, mis malos humores, mis tristezas, mis llantos, los que me han apoyado en mis fracasos, en las enfermedades, los que han probado de mi mismo vaso los tragos más amargo de la vida.


Pero son esos mismos los que han bailado conmigo en las fiestas, con los que he compartido los pasteles del triunfo, y la alegría de escalar peldaños.


A mis amigos las gracias por estar ahí, por formar parte de mi recorrido, por cada vez que me hicieron ver que lo estaba haciendo mal, por advertirme, en algún momento, que mi camino no me conduciría a mi destino.
A ustedes gracias del Alma por ser mis amigos, los mejores del mundo, con los que he peleado, sufrido, llorado, pero también he reído, bailado, cantado, y soñado.  

Gracias porque permitirme conocerlos, tanto que sé que están pensando "tu te estas despidiendo muchacha" pues sepan que no, sólo que quiero expresarles lo importante que son para mí, eso nunca lo olviden.
@ Madeline Gómez, Estefany Collado, Nallely Peña, Anllury Collado, Aileen Ceballos, Leandro Mieses Deuris Lima, y  Saoni Grullón.

lunes, 6 de junio de 2011

Un agradecimiento oportuno

Desde aquel día, 4 de octubre del 2010 (fecha en que entré como pasante al periódico Hoy), amé cada segundo la decisión de estudiar Periodismo, fue allí donde verdaderamente aprendí lo que tanto insistían en enseñarme mis profesores de la UASD.

Entendí de dónde salen en realidad las noticias y el compromiso que significa hacer una. Aprendí también el verdadero rol de éstas en una sociedad de máscaras y bajas ambiciones, de sucias y oscuras proposiciones.

Era grande aquella emoción de correr detrás de un personaje importante de esta nación. Es inolvidable la primera protesta que cubrí frente al Congreso Nacional, la primera vez que cubrí un tiroteo en la avenida Independencia, el funeral de un dirigente del PLD, el primer apretón de mano al presidente, mis temerosas entrevistas a funcionarios, mi fiebre de Periodista nueva que quería salir a la calle en búsqueda de un acontecimiento.

La muerte de Jorge blanco, la llegada del cólera al país, los famosos intercambios de disparos por parte de la policía, las alzas en los precios del pan y otros productos de primera necesidad. Cómo olvidar los sondeos sobre las esperanzas de la gente con la llegada de un año nuevo, en fin… muchas fueron las cosas que viví en el periódico Hoy.

Hoy, con la tristeza de finalizar una etapa, pero con la convicción de que pasé por una gran escuela, con maestros inolvidables que fueron guías en mi camino, empieza un nuevo recorrido.

Hoy, con lágrimas en los ojos, agradezco a Leonora Ramírez por todo lo que con su paciencia incomparable me enseñó, por su esmero: "Nunca te autocensures, que sean otros los que te censuren pero tú nunca lo hagas, never in the life". Eso nunca lo olvidaré, Leo.

Juan María, un periodista del pueblo, preocupado por los males de una clase que no tiene dolientes, gracias a ti me di cuenta de que había pasado mi vida en una caja de cristal, indiferente a que en mi país miles de personas viven en niveles de pobreza tan extremos que nos hacen cambiar nuestra forma de ver la vida.

Tras mi paso por el periódico Hoy aprendí a confiar en mí, y a creer lo que Radhamés González me dijo muchas veces "tu llegaras muy lejos, pero tienes que fajarte".

La alegría, el entusiasmo y la energía de Rosa Alcántara eran contagiosos. Me subía los ánimos. Me sentí tan bien aquel día en que un Periodista le preguntó "¿Rosa, esa es tu asistente? Rosa respondió "No. Ella es periodista". Por primera vez alguien me quitó la etiqueta de "practicante" que tenía.

En el periódico Hoy aprendí que se puede hacer periodismo con "cheverismo", y que para entender el término hay que conocer a Marien Aristy Capitán, jefa de redacción del periódico, periodista, poeta, un poco impulsiva, pero con una calidad humana extraordinaria.

Para concluir el recorrido por los que fueron mis Maestros en la sala de redacción del periódico Hoy, dejé para el final a una magnifica persona, que desde mi entrada a aquel frío lugar guió mis pasos por el camino correcto, y sobre todo confió en mi capacidad de aprender y hacer las cosas bien. Fue este el motivo por el cual, a pesar de mi poca experiencia, en el periodismo y en la vida, me recomendó, con los ojos cerrados, para que formara parte del nuevo diario digital Acento.com.do.

Gracias a Taty (Altagracia Ortíz), quien me puso en manos de otros excelentes Maestros (Gustavo Olivo y Fausto Rosario). Gracias a ella vi nacer a Acento.com.do.

La palabra “gracias” no es suficiente para expresar lo que significó para mí poder contar con maestros que no sólo me marcaron pautas para hacer un buen periodismo, sino para ser cada día una mejor persona, gracias del alma.
25-01-2011

En la Habitación del Periódico Hoy tras pasar por la puerta de Telecentro

Luego de varios días, y esta vez con menos esperanzas, toco otra gran
puerta, a pesar de que todos me dicen “toca otra más pequeña”, yo, terca como
siempre, decido hacer las cosas a lo grande y toqué esa gran puerta (Telecentro) la cual no
estaba abierta para mí pero tampoco le vi pestillo de seguridad y mucho menos cadenas que impidan para siempre mi entrada, por eso espero paciente a un lado.
Mientras espero, hoy voy rumbo a tocar otra puerta, como me gustan ¡grandes!, pero inseguras, aun así, y esta vez con más emoción que la primera, camino con pasos firmes.
Mientras escribo la ilusión que siento, un transeúnte me mira extrañado y su mirada
llenó de inseguridad mi paso por aquella avenida con este teléfono en mis manos
que es un Alcatel pero parece marca Black Berry que podría ser, de mis manos
arrebatado, lo guardo y con él la inspiración de aquella calurosa mañana.
Un tránsito insoportable y un en taponamiento horrible me recuerdan mi cita a
las 8 de la mañana mientras observo que el reloj marca las 8:45. Mi tardanza me
preocupa, pero no puedo hacer nada para mover los más de 100 vehículos que
están delante de desbaratado carro de transporte público en el que tengo más de una hora sentada.
Al fin llego, una hora después de lo planeado y algo preocupada. Espero sentada
la llamada del encargado de poner mis sueños un poco más cerca de mis manos. 
Una hora ha pasado y aun sigo a la espera del llamado, mi paciencia empieza a
desaparecer pero mis ilusiones la alientan a esperar en tranquilidad.
"¡Venga conmigo!", me dije aquel señor alto y de apariencia elegante. Rápidamente
lo sigo, hasta llegar a aquella sala de redacción fría, muy aburrida, más tranquila que una foto colgada en la pared, allí espero mientras ruego al cielo por una oportunidad.
Luego de dos horas de espera la jefa de redacción algo joven y simpática, pero
recta y firme me dice: "te haré una prueba". 
Rápidamente me entrega una aburrida y complicada nota de prensa la cual debía
convertir en noticia. Escribo y escribo. "Todo está bien" me dice otra señora, de nombre Leonora, al leer lo que he escrito, seguido por las palabras "bienvenida al periódico Hoy.

En la puerta del Listín Diario

Con la emoción de una entrevista, la primera que realmente me gusta, con muchos de sueños encerrados en unos papeles encuadernados, espero con ansias el llamado indicando la llegada de quien tiene, mis esperanzas en sus manos.
Las buenas intenciones de Viviano de León, de ayudar a esta principiante, no pueden olvidarse, “Buenos días Carolina, ven para que conozcas la sala de redacción”. Pocas palabras en mi vida habían llenado de tanta emoción a mi corazón.

La ilusión al entrar a una sala de redacción, mucho más fuerte que la de un estudio de televisión, me ha hecho encontrar mi verdadera pasión. Escribir es mi refugio y mi mejor amigo es mi consuelo y compañía.

“Vamos a pasar con don Fabio”, me dijo, (sub director del Listín Diario en ese momento). Una conversación muy amena entre los tres, en la cual pude notar, tomaban de mí un curriculum verbal. Al final del dialogo, mis esperanzas se desvanecieron con aquellas palabras “nada Carolina, debes esperar el próximo año, lamentablemente las reglas no nos permiten incluir pasantes antes de esa fecha”.

La noticia de que lo que busco no es posible, me deprime, pero me dio fuerzas y coraje para buscar mi sueños por otro rumbo. Fuerzas para tocar cuantas puertas sean necesarias hasta hallar la acogida a mis esperanzas.

Salgo del lugar con mil dudas en la cabeza, con la confusión de las pasadas decisiones y con la incertidumbre de no saber qué hacer.

Llego a mi casa y pienso, cuál será el camino que me lleve a mi destino. Hago llamadas que me animan y otras, que más reales, me muestran lo difícil del camino…